lunes, 19 de diciembre de 2011

La calidad en riesgo

La excelencia y/o morir en el mercado intento


Una vez, un destacado colega flautista me comentó: "Todo en la vida son los contactos". No debe estar muy equivocado, y esto está relacionado con mi creencia de que las ramas de comunicadores sociales y la de los artistas están divididos por una delgada frontera, producto de las interacciones en el mundo del entretenimiento.

La carrera de un comunicador social depende, permanentemente, de los enlaces que construya con artistas, empresarios, académicos, medios de comunicación, funcionarios. Ahora -¿los últimos 30 años?-, que el ocio y el entretenimiento está en la maquinaria de consumo de una gruesa clase trabajadora "plebeya"; las concepciones del arte, que fue elitista por mucho tiempo, están abiertas a expresiones que van desde lo vulgar, popular, sencillo y didáctico, hasta lo elevado y complejo.

El DJ David Guetta


Hago esta intro para dar ideas, como base, de lo relativo que puede resultar hablar de "éxito" en una u otra área, sin, ni siquiera, saber si ese éxito depende de la calidad de tu producto (sea arte, entretenimiento o cualquier otro juguete) o de que te has esforzado por llevar ese producto al espacio correspondiente, en una suerte de amoldamiento discurso-contexto.

Cuando hablo de personas o de productos -OJO, sea del tipo, género o target que sea-, tengo mucho cuidado de decir que son exitosos, y si lo digo, precisar inmediatamente en qué me baso para agregar este adjetivo. 

La soprano Anna Netrebko

En el mundo de los negocios y el marketing, puede que sea pertinente saber que eres un empresario exitoso porque diseñaste y aplicaste las estrategias indicadas para avanzar, proyectar y expandir tu cadena, empresa, marca y producto, vender más, ganar prestigio sobre unos valores, etcétera.

Si soy artista o comunicador social, me pensaría dos veces si estos son mis objetivos inmediatos y definitivos. No es que sea un comeflor que piensa que el mercado te corrompe y que mi música o mi poesía es para re-fundar el mundo, y tal. Pero, a ver, tengamos un poco de sinceridad y responsabilidad, cuando eres profesional, tu compromiso es con la gente, con la calidad del discurso, la veracidad y la belleza -un decir para, osadamente, comprimir los valores de estas dos profesiones-.


La periodista Gabriela Frías


Lo creo así. Cuando estás en un escenario, ya debes ser responsable, y responsable significa merecerte estar en ese lugar para brindar al público tu mejor trabajo; además, demostrar el por qué eres merecedor de ese puesto o ese espacio mediático -que es apreciado por muchos- y que muchos otros se esfuerzan por tener, compiten pero no lo tienen. ¿Por qué? En teoría, porque tú te ganaste estar en ese espacio de transmisión de mensaje.

(Es una mentira decir que absolutamente todos podemos estar en un prestigioso escenario. Es estúpido pensar que todos podemos ser profesionales del periodismo. Es utópico afirmar que todos podemos ser propietarios de una duradera empresa. Soy partidario de un mundo competitivo, pero que la competencia no sea la única divisa. Creo que el mundo está abogando cada vez más por una diversidad de áreas, y muchas empresas lo han asumido así).


El director de cine David Lynch

Pero, volviendo a mi tema principal (¿lo hay?), es indignante cuando puedes apreciar, en otros espacios, cómo se están haciendo productos muy buenos, hay una intención de perfeccionar la técnica, pero los que tienen la potestad de decir qué tiene validez, toman decisiones orientadas a, ni siquiera al mercado, sino a razones muy personalistas o caprichosas que benefician a creencias sin argumento, ignorando trabajos y dedicación de décadas para una calidad. Y recuerden que esa calidad la exige la sociedad, comunidad o público, por una serie de cosas bien fundamentadas (educación, tradición, impuestos, tiempo).

Esta es una crisis del mercado comunicacional y artístico difícil de eludir. Llega un punto en que las grandes decisiones son tomados, o por una cúpula con poder e ignorante sobre estándares de calidad, expresión y coherencia de contenido, o igualmente una cúpula con todas las herramientas de conocimiento necesarias, pero guiada por unos intereses que echan por tierra todos esos años de dedicación por la excelencia que alguna vez pasaron.


El poeta Eugenio Montejo

Esa es la crisis. Muy difícil para mí ponerme en sus lugares (de la cúpula), porque la dinámica de las empresas transnacionales convierten y destruyen a personas y a sus productos, sea música, pintura, arquitectura, teatro, esculturas, libros, revistas, diarios, cine. No a todas. Hay casos de casos en los que las empresas y los artistas han podido compensar el equilibrio necesario para desarrollar sus habilidades artísticas y comunicaciones dentro de un sistema financiero "herido" por sus condiciones fundacionales.