sábado, 20 de julio de 2013

Somos datos para un sistema

     El caso Snowden ha reactivado el tema del control de las redes de información por parte de grandes conglomerados gubernamentales y empresariales. No hay que tratarlo como un tema netamente político sino humano e histórico.

     Todos los seres vivos estamos compuestos por información... Sí, materia, si quieres algo más, agrégale alma, espíritu... Pero son, en fin, información. Información diversa, desde la conformación de los Ácidos Ribonucleico (ARN) y Desoxirribonucleico (ADN), los cuales se van configurando totalmente únicos en cada ser humano, hasta el punto de tener una huella digital propia y que ningún otro la podrá tener. Puede leerse simple, pero no lo es para el entendimiento de cualquier ámbito social.

     Al obtener información de primera mano sobre los seres vivos, esta puede ser procesada y sintetizada para ciertos objetivos. Por ejemplo, de acuerdo a cierto tipo de consumo, podemos saber cuáles son los intereses que mueven a una determinada población. Yéndonos a un área más lejana, como investigación casi inédita, podemos estudiar las reacciones de una muestra humana ante cierto tipo de sonidos (como acordes, instrumentos) y podemos relacionar esto con el origen cultural de las personas y los sonidos.

     Todo eso es información. Mientras podamos recopilar mucho más información, tendremos la casi certeza de cómo pueden reaccionar esos dígitos antes ciertos estímulos, que también son información. 

     El análisis de contenido y de discurso pueden procesarse a través de programas informáticos descomunales que permiten conocer cómo se desenvuelven las sociedades. Las empresas de mercadeo lo hacen todo el tiempo. 

     Mucha información es casi siempre control. Aun tenemos "expertos" que subestiman esto y se quedan con la razón "rousseauiana"; la cual, nos da la capacidad de poder estar encima de todo contexto y relación sociocultural y estructurar conceptos con premisas inamovibles. Según lo que entiendo, los conocimientos pueden circunscribirse a ese marco de información al cual tenemos acceso, pero no por ello son menos valiosos para poder movernos en las aguas de los significados y las relaciones.

     Con las revoluciones digitales, todos nos estamos convirtiendo en números más evidentes y accesibles. El control social es mucho más blando pero de mayor alcance. Ahí donde hay anarquía de redes, cualquiera puede introducir un mercado de datos que puedan ser consumibles, y ese consumo de los seres es bidireccional: el consumidor y productor aprehenden significados.

     Sin embargo, el productor obtiene muchos más dígitos, porque tiene el medio de producción o plataforma a su favor, y esos dígitos se pueden vender al mejor postor: al que pueda procesar mejor la información y al que pueda actuar con una estrategia más efectiva y potente para la entropía negativa del sistema.